Hasta siempre


Sin ti no hubiera sido capaz de darme cuenta
de que hay errores que no tienen dueño.
No hubiera liberado a este vino
prisionero de aquella copa
que nunca encontró un motivo para brindar.

El viento pasa silbando y
casi sin darme cuenta, te lleva.
Después se calla, dejándome sola
cuando el olor del silencio se viste
con la piel de una vida absurda.

Sin ti la sombra del lápiz se desliza a toda prisa
sobre este borrador
donde anoto algunos recuerdos
y empiezo a reconocer, vagamente,
la imagen que me devuelve el espejo.

La vuelta de hoja, inesperada,
me acerca al final de esta crónica
mientras en el último tercio del libro se desbarata el misterio.
Un alivio, que tengas esa facilidad para desaparecer
en cuanto empiezo a trepar a lo alto del tedio.

Sin ti consigo echarte de menos
sin encender mechas mojadas
condenadas a incendiar lo inerte.
Como ahora, que siento que le robo a la necesidad
sin sentirme culpable.




¡Qué alivio!
Olvidarme del perfume
y recordar el recipiente.
Que ya no me acomode en tu esencia, ni tú en la mía
no es sino un golpe de aire fresco.






                                                                                                                                                                                                   Sin ti no hubiera podido olvidarte, ni renacer, ni desconocerte.

4 comentarios:

  1. Increíble...precioso!! Me ha encantado y dejado casi sin palabras.
    Un saludo.

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  2. Eso es exactamente lo que me pasa a mi cuando te leo.
    Besos y abrazos. ¡Gracias por pasarte por aqui!

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    1. que tristes somos los que estamos solos en nuestros pensamientos, que pocos nos entienden, que pocos pueden ver dentro de nosotros sin que nosotros nos escondamos,
      Que bonito lo que escribes ,

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  3. Yo creo que sí nos entienden Ignacio porque, al fin y al cabo, de la mente de todos ha salido alguna vez un "hasta siempre". Otra cosa es que, ante cualquier forma de dolor todos somos egoístas, nadie es capaz de entrar dentro de nosotros y llevarse un poco de ese dolor, pero, y digo yo: ¿probablemente porque tampoco nosotros queremos soltarlo?
    Un beso y gracias por dejar aquí tu granito!

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