Mía es la herida, tuyo el verso. (Gloria Fuertes).


A veces ocurre, que a las letras les entra el frío; que las Collalbas, siguiendo su instinto, levantan el vuelo y se dirigen hacia lugares más cálidos.

Llegué aquí para hablarte de mis latidos y mis infartos, de mis flores, de mis paraguas, de mis “ahora”, de mi maleta, de mí… De mis bucles y mis líneas, en definitiva.
Hoy siento que este espacio pertenece ya más a la muerte que a la vida, que ha llegado el momento de dejarle morir.

Cierro la puerta agradecida a todos los que habéis entrado, a los que os habéis quedado conmigo compartiendo ese agradable olor a café recién hecho y a los que habéis sabido, sin duda, sentirme entre líneas. 
Gracias, de corazón.


Solo espero que, mientras los años siguen envejeciendo, este blog se impregne de ese olor a cerrado tan característico de las tumbas. Que así sea.







Más miscelánea



DE LOS HEREJES




Llevaba demasiado tiempo envejeciendo sobre la copa de un Quercus Humilis, dando coces contra ese regusto a calado que deja el rocío. Una tarde decidió que no volvería, ocultándose para siempre en el sótano de sí misma. Fue así como la noche se enfrentó a la oscuridad, blasfemando contra Dios por inventar el día.




LAMENTO AL BUTRÓN


El vaho empañaba el cristal de la ventana después del otoño. Manuela solía frotar la mano contra el vidrio frío, desdibujando redondeles barbitúricos que resistían al envite del resuello. Saldría por allí, por aquel pequeño agujero desde el que contemplaba la vida estática.
Fue el primero de Noviembre, cuando la fuerza se escapó, por última vez, de su pecho.
Nadie podrá ver a través del cristal cuando pasen los años.