Raíles


Ayer volví a viajar en tren. De nuevo me saltó la vida por la ventana, abandonándome a mitad de viaje y dejándome sola con la nuestra, sentada allí enfrente.
En el asiento de al lado, la cartera llena de arrestos que ya no me impresionan y, sobre mis piernas, candada una foto de la que cuelgan grilletes apretados.
Ahórrate el billete de vuelta, he tirado la llave.

No pediré perdón por no ser una línea recta. Sólo me rendiré al traqueteo de este viaje sin destino que me disloca el  hombro sobre el que lloras mientras avanzamos hacia una estación incendiada.

Y ahora, de una vez, llévate a ese fantasma que guardas en la maleta y dile al recuerdo que olvide. Sólo háblale al próximo viaje de los trayectos placenteros que no llevan a ninguna parte.




Y ahora, de una vez, rompe esta cadena y vete.

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