¿Y ahora por qué quieres que vuelva a empezar, si ya estaba subiendo por el quinto escalón?
¿Y por qué te empeñas, ahora, en esconderte entre lo que no quiero pensar?
¿Y si no me quiero rendir ante tantos saludos y despedidas, por qué tendría que abrirte la puerta?
¿Y ahora por qué te acurrucas entre la ropa tendida, esperando a que sople el viento para estirarte y secar esa lágrima que está por venir?
¿Ahora que no encuentro el corazón, vienes a cuidarme la mente?
¿Y por qué me preguntas, ahora, qué me pasa?
¿Vuelves ahora? Ahora que se me han acabado las respuestas…
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