Ya llega mi estación preferida


Ya llega mi estación preferida. Ya la oigo llegar.
Llueven hojas que brotaron en primavera y taconean vaporosas sobre los bancos de madera del parque, para dejarse tejer, después, como una chaqueta de lana que abriga las raíces de un hayedo.
Porque el otoño es lana y es tacón. Es el carácter de los parques como de los bosques la esencia.

El otoño es un viento pintor que cae en picado con la atmósfera, trayendo y llevando al espectro y al ingenio del genio que parecen no cansarse de jugar. Así me acerca hasta la ventana los tonos naranjas que colorean las nubes que se dibujan, cada atardecer, sobre el cristal.

Y ella también vendrá. Se agarra desesperada a la rama, hasta que, agotada, cae sobre la fronda de hojas muertas sobre las que restallan mis pasos. Se desliza entre ellas, decidida, hasta desaparecer, empapando el suelo de huellas que no perduran y lavando las heridas que fue dejando la luz.


Dicen que el otoño se lleva la sal del verano.
Él, preludio del invierno donde siempre quedan retazos que acallan la ansiedad de los espíritus nostálgicos que no le quieren dejar marchar.
Dicen que nunca duerme y que siempre entra en los sueños de algún corazón melancólico para colarse como un ave de paso que aún tilda de dorado los senderos.
Dicen que el otoño es de las armónicas, que a veces suenan románticas y a veces abatidas.


Y en esta estación pausada y madura, en el mejor momento para brincar con los duendes entre las matas, me dejo llevar y, como cada Octubre, sonrío.



Del otoño dicen…
Dicen que, antes de irse, gira la cabeza para comprobar que alguien le despide desde un banco del parque y, con una media sonrisa, le recuerda que le debe un poema al más puro estilo lorquiano.





“Si un día me muero
que sea en Otoño
para que me entierren las hojas secas del hayedo.

Si quieres venir a contarme, no alces la voz.
No quieras llevarme flores… es otoño.”

4 comentarios:

  1. Querida mujer de otoño,
    Confieso que no es mi estación favorita pero la gama de colores que me trae es de las mejores. Además casi sin querer me da la oportunidad de dejar caer, como hojas secas, lo que no me sirve y eso me hace llegar al invierno más liviana para incubar una nueva primavera ...
    Cómo se escurre la poesía por tus palabras mujer!
    Es un gusto leerte!

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  2. El otoño es la mudanza de cuerpo y mente... aprovéchalo Ángela!!!!
    Gracias, como siempre, por leerme y sobretodo (que no es fácil) por intentar entenderme.
    Muchos besos y achuchones otoñales.

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  3. Ahora que ya está leído, salgo de mi escondite de hojas secas a saludar a quien atraviesa conciencias y sentimientos cada vez que escribe. Tampoco es mi estación preferida, o mejor, no lo era, ver la parte bella en letras de otros hacer debe hacer que las opiniones se tornen volubles, y yo soy muy fácil, me gusta dejarme llevar, como a ti. El otoño, este otoño, es demasiado bello.Mucho.

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  4. Nunca nada es demasiado bello, no?
    Pues acomodaos ambos en esta estación que, según como se mire (yo siempre la miro con buenos ojos) puede resultar acogedora, dorada y especialmente sensitiva.
    Como dije por ahí arriba, es la estación de la mudanza... y es que, de vez en cuando, no viene mal mudar la piel...

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