De torpezas e instintos

Hoy cuatro de mis sentidos han perdido la visión
Los arrastro, malheridos, y se me caen del renglón
Quieren oler los colores, intentan tocar el sol
A nada les saben los versos que aspavienta el trovador

¿Y ahora que el pelo rizado debe oler a acantilado
que suben y bajan las olas que traen y llevan aromas que casi asfixia la sal?
Ahora que vuelan las algas y las gaviotas descansan
la bruma me huele a canela y de esta nariz se apodera el olor a rancio del mar

Exhuma al esqueleto sin venas por mala circulación
que tienta con las pestañas esa cálida maraña del mudo y sombrío esplendor
y serán zafias las algaidas, sedosas las telarañas.
Desgastan los dedos torpes los pliegues de las esquinas por donde drena el dolor.

De los besos curanderos que sacian la sed de licor
y de bocas de alambique que evaporan los dulzores que caen por el serpentín
saben las largas tertulias que con delicias deslumbran
a las tímidas papilas, hasta ahora distraídas, con piruletas de fresa en forma de corazón

Por si este pentagrama amanece de domingo con otra clave de sol
a golpe de tres palmadas repiquetean las alzas.
solloza la sobria guitarra
tose el timbal borbotones de llanto e indignación.
Sólo con el último eco se acalla el ruidoso silencio.
(Silencio)…

Hoy cuatro de mis sentidos también han perdido la voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario