Estimado Sr. Vendemaletas, dos puntos


Geminiana
Más cerca del cielo que del infierno
Todas y ninguna parte


Sr. Vendemaletas
En el infierno
Todas y ninguna parte



De bucles y líneas rectas, 31 de Diciembre de 2011



Estimado Sr. Vendemaletas:

Hace un tiempo adquirí en su establecimiento una maleta marca “Insensatez” que, tal y como Ud. me indicó, soportaba el peso de tantas cosas inútiles como quisiera transportar. Lo cierto es que conseguí darle uso a más de la mitad de los compartimentos; algunos con mis cosas, otros (y este es el mayor inconveniente de que sea tan amplia) con enseres de almas no viajeras a las que no les rueda la vida.

Considero, a la vista de lo acontecido últimamente, que el artículo ya no me interesa ni se ajusta a mis necesidades, por lo que desearía devolverlo. Me avala la ley vigente (RD 0002/2011, del 31 de Diciembre) sobre Energías positivas.
Por supuesto, adjunto factura con fecha “hace un tiempo” e importe “bienestar”.

Mediante el presente escrito le anuncio la devolución del producto y, teniendo en cuenta que su aspecto exterior se encuentra en condiciones óptimas para la reventa, desearía proponerle el siguiente trato y trueque:
Quien escribe le retorna el bulto perfectamente aseado (ha sido enviado, de hecho, a la tintorería para eliminar cualquier resto de rasguño y/o trastazo), debidamente envuelto y conteniendo un par de vaqueros minusválidos, un bikini para el invierno, guantes invisibles incapaces de aplaudir y gafas opacas del color de la ignorancia. Incluso, si así lo deseara, podría añadir unos zapatos que caminan hacia atrás. La piel no es de la mejor calidad, pero a su favor debo decir que no tienen la suela demasiado gastada.
Como le decía, nada de eso me es ya necesario, pero si creo que, probablemente, pueda interesar al futuro comprador del mismo.
A cambio, le agradecería me remitiera una maleta nueva con las siguientes características:
La parte exterior debe tener un bolsillo pequeño, donde pueda meter un par de paquetes de clínex por si necesitara llorar o, por lo contrario, fuera incontrolable el deseo de reir demasiado. Busque una que tenga, cerca de las ruedas, una abertura de tamaño intermedio. Allí podría llevar el botecito de jabón que utilizo para entregarme, aséptica, a los destinos con que me quiera embrujar el día. Que me quede espacio para el exfoliante, para estregarlo contra la epidermis y eliminar así las células muertas e inservibles. Pero cuidado! La dermis y todo lo que sigue hacia dentro no debe sufrir deterioro. (En relación a esto último despreocúpese; ya me encargo yo).
El compartimento principal: que quepa una capa para abrigarme y un libro, pero que entren justitos. Por eso que nada de maletas grandes, ha de ser pequeña. Dese cuenta usted que lo imprescindible que siempre viaja conmigo no pesa, no ocupa espacio, tampoco huele…pero sí, sí sabe.

Una cosa más, aunque entiendo que esto es un mero capricho…Podría ser de color verde esperanza, con unas pizcas de purpurina para que me brillen los ojos cuando la mire?



Sin otro particular, le saluda atentamente


Geminiana

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