Erratas de fe


Que en medio del desierto construyan un cementerio para los que se quieren morir
Que huela a hierba cortada cada palabra enjaulada que habla de tu sentir
Que se ensucien tus zapatos, que lo bailes agarrado y que pinten a acuarela
las metralletas de cera que apuntan al corazón

Que el rastro de los aviones dibuje mil corazones cuando en tu pecho se ponga el sol
Que el toro embista al torero y se de una vuelta al ruedo despeinando su mechón
Que te piquen los mosquitos, que a ese asno le entre el hipo y que al gallo presumido,
aún más tonto que engreído, se le caiga el espolón

Que dejes que el centinela ceda el paso a la prisionera que vaga por tu jardín
Que me hables de este otro lado, que estoy sorda de un costado y muda de vanidad
Que vayan a la deriva el deshonor y la ira y quede varada en tu playa
la casi extinguida lealtad


Que a la ocasión, que la pintan calva, le crezca una melena larga donde poderse agarrar
Que pinten en las aceras cascayos de calaveras para los que no saben contar
Que surques los lagos helados sobre barcos inventados
y deja que hadas y meigas ejerzan de capitán




Y si el agua apaga al fuego y la tierra se deja mimar, deja que un domingo de otoño
un soplo de aire fresco firme tratados de paz.



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